Un Ikea en Ciudad Rodrigo



Ciudad Rodrigo no necesita voluntarios. Sí puestos de trabajo. La idea de la Fundación Ciudad Rodrigo 2006 de crear una Plataforma de Voluntariado suena idílica sobre el papel, vende optimismo y ha conseguido que 300 mirobrigenses cedan su tiempo a cambio de mejorar las condiciones de vida de los vecinos de la comarca sin recibir un euro a cambio. En los tiempos que corremos es muy loable que haya quien esté dispuesto a regalar su trabajo sin cobrar por ello, pero rápido surge la pregunta. ¿De qué viven esos voluntarios? Se me ocurre que a lo mejor son estudiantes aún sin el ansia de acceder al mercado laboral, pensionistas o jubilados que ya tienen su salario, gente que vive de las rentas, o afortunados que han invertido en bolsa con acierto. Dudo que a la gente que trabaja en la segunda ciudad más bonita de la provincia después de Salamanca le sobre tiempo para cumplir el catálogo de la nueva plataforma de la Fundación Ciudad Rodrigo 2006. Dudo que ese joven en paro tenga ganas de aportar esfuerzos a una tarea que no le reportará ni beneficio económico ni un potencial futuro laboral. Sonará materialista, sí, pero la mayoría tenemos que trabajar para vivir. Dudo que haya muchas parejas de jóvenes decididas a asentarse junto al río Águeda si no montan o trabajan en un negocio que les permita construir su vida al oeste del oeste salmantino. Ciudad Rodrigo se sustenta sobre todo del sector servicios. El comercio, la hostelería y la restauración, que se nutren en un alto porcentaje del turismo son, junto a las fiestas grandes del Carnaval del Toro, las principales fuentes de ingresos. Pero ¿dónde están esos puestos de trabajo que la ciudad pide a gritos para que el censo no incline su balanza a favor de la población envejecida? En Ikea. Ánimo Iglesias!!!!

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