Tras los cristales


La lluvia inspira. Inspiraba a la escritora Virginia Woolf lo mismo que a ese joven que reside en la calle Libreros y que un día será como Juan Manuel de Prada, aunque un poco más de izquierdas. La lluvia tras los cristales incita a hacer de todo menos coger el paraguas y salir a la calle. Quién sabe si el zamorano que nació en Baracaldo y estudió Derecho en Salamanca no ganó el Planeta con La tempestad (1997) gracias a tardes enteras encerrado en una habitación con el ruido de la lluvia como única compañía. Puede que Marcos Ana desgranara sus memorias mientras en Madrid arreciaban nubarrones, los mismos que enturbiaron su vida durante 20 años en cárceles franquistas. A lo mejor Mario Vargas Llosa dibujó el perfil de La tía Julia y el escribidor al son de las lluvias torrenciales de Lima, la niebla cayendo sobre Londres o de una tormenta en París.
La lluvia inspira y por eso una tarde de agua golpeando sin cesar las ventanas de tu casa se convierte en la música que mece una improvisada siesta. La lluvia tras los cristales hace que sueñes mientras te asomas a la calle y ves pasar a esa pareja que acaba de discutir y a la que no le queda otra que refugiarse bajo el mismo paraguas. Como llueve y no para ya tienes excusa para aplazar eso que tanta prisa te corría ayer. Las gambas y los langostinos seguirán en el mismo sitio de siempre aunque hoy no te acerques al supermercado, ese café que habías planeado con tu amigo lo sustituyes por una larga y perezosa conversación telefónica mientras escuchas a través del móvil cómo el agua también golpea los cristales de su casa. Se te ocurre que como tienes toda la tarde por delante, vas a planchar esos vaqueros blancos que arrinconaste el último día que hizo calor en Salamanca y que hoy te devuelven a jornadas de sol, terrazas, sandalias y dedos al aire. Revisas las fotos de la boda de tu amiga y se las grabas en un cd que te ha pedido ocho veces. Luego le grabas la discografía de Coldplay a ese joven de la calle Libreros con el que has mantenido una conversación telefónica y que un día será como de Prada pero un poco más de izquierdas.

1 comentarios:

Corso Expresso & Cia dijo...

Qué bonito. Quién será ese chico de la calle Libreros, fijo que es un tío cojonudo: buen chico, servicial, educado, inteligente, con talento, buen corazón, cariñoso, moreno, canas interesantes, un tipo grande en todos los sentidos.... hahahahaha.